miércoles, 22 de abril de 2009

Sólo vivir


Me decanto por "Sólo vivir", como título para este post, con permiso de Skalariak (ya que ese es el nombre de uno de sus temas) porque hoy siento que la vida es tan importante que merece la pena sólo por eso, por vivir. Al menos, aquí y ahora.
Efectivamente, cada día que salgo de guardia, doy mucha más importancia a los pequeños detalles que la existencia nos ofrece.
Se me pasan por la cabeza muchas cosas: la de veces que nos quejamos por tonterías, lo grandes que hacemos con nuestros lamentos los pequeños dolores pasajeros que a todos nos afectan alguna que otra vez, lo rápido y superficialmente que, en ocasiones, escuchamos a quienes forman la parte más importante de nuestro día a día, los miles de ineficaces e improductivos comentarios que todos hacemos sobre lo mal que van las cosas en esta casa, en este pueblo, en esta región, en este país... para no tomar nunca decisiones encaminadas a buscar una solución (y, sobretodo, olvidándonos de los pueblos, regiones y países donde REALMENTE las cosas están mal).
Son tantas y tantas cosas buenas las que nos rodean a la mayoría de nosotros que debiéramos recrearnos en ellas y gozarlas... exprimiéndolas... hasta olvidar el resto de sucesos, pensamientos y circunstancias que nos contrarían o nos son adversas.

Y es que, si sólo vivimos (siempre, eso sí, buscando el polo positivo de la vida), nos irá mejor. Probablemente seremos más felices que tratando de cubrir demasiadas expectativas. Alguien dijo que "el ignorante es mucho más feliz que el sabio". No sé si acabo de estar de acuerdo por completo con esta afirmación. Supongo que dependerá de si el sabio lo es por intelectualidad o por emotividad. Alguien que vive buscando lo afirmativo, lo positivo, no me extraña que sea más feliz que quien hace lo contrario.
De todos modos, no creo que se trate de ignorar la adversidad. Yo creo que me será más sencillo superarla si no centro mi atención en ella y trato de salvar ese eslabón lo más rápido posible. Hoy lo creo así pero no siempre "me lo creo" con tanta facilidad. Así que, intento tomar conciencia de este punto cuando empiezo a perder el norte. Me parece una actitud muy funcional: es como buscar siempre el equilibrio, la armonía...

A veces, para mantener ese clima, es bueno ponerse en la piel de quienes sí pasan por momentos muy difíciles. Empatía... así se llama.
Empatizar es complejo y a mí, personalmente, en ocasiones me resulta incluso "cruel". Y digo cruel porque, cuando intentas comprender las situaciones por las que atraviesan algunos, no puedes evitar que cruce por tu mente un sentimiento de alivio; Algo así como: "Menos mal que no soy yo quien tiene que vivir esto".

Pero, evidentemente, de todo se aprende. Y la empatía es una buena herramienta para llevar potenciales circunstancias similares a las que te han narrado con mayor estoicismo que si no pudieses pre-pararte para solucionarlas. O para sobrevivirlas...

Con lo cual, hoy me centro en quienes verdaderamente tienen motivos para flaquear, para buscar el desahogo en los demás, lamentarse o llorar a lágrima viva:















Ahora piensa un momento: ¿TU VIDA TE SONRÍE? Estoy convencida de que la mía, hoy por hoy, y a pesar de las contrariedades... SÍ! (Y que dure!)

2 comentarios:

HECTOR dijo...

Hola Supergirl,
La verdad es que he leído este post dos veces.
Se ve que quien lo escribe sabe hacerlo, lo hace bien y sabe de lo que habla.
La verdad es que la gente que se dedica a lo tuyo siempre me habéis parecido que estáis hechos de otra madera que no abunda, de un madera especial.
Se que tú pensarás que no, pero no puedes decirlo porque no perteneces a este gremio más normal.
No lo digo con ningún contrasentido, es sólo mi visión personal, que no pretendo tenga razón ante otras, pero que para mí es mi verdad y con eso me basta para elogiar, agradecer y admirar a quiénes os dedicáis a esos menesteres.
Probablemente algo de frustración sienta al verlo como algo qu siempre he querido realizar y que por avatares de la vida no he hecho...
Sobre lo de vivir el día a día, pues aunque suene un poco a película de John RAmbo, pues ya hace tiempo que vivo la vida de esa manera.
No preocupa el futuro más que lo imprescindible. Trato de vivir cada día de la forma más intensa posible.
Doy gracias a la vida por tener lo que tengo y por disfrutar de las cosas que me gustan.
Mucha gente se pierde las pequeñas alegrías de la vida esperando una gran alegría que nunca llega.
Eso a mi no me pasa.
Y por supuesto valoro el hecho de tener una caja blanca que enfría la comida, o un botón que le das y tienes luz, o un cacharro que al accionarlo sale agua.
Está visto que ese curro tuyo, te enriquece más que cualquier premio de lotería, aunque este hecho tenga su coste que seguro es elevado.
Sigue empatizando con la gente, no te imaginas lo que tus palabras y tu sonrisa pueden llegar a reconfortar a quienes lo están pasando mal.
Venga pues! Enhorabuena y un gran abrazo.

Myrik dijo...

Hola Héctor!

Mira, hoy voy a aprovechar para agradecerte la fidelidad que me dispensas como lector. Saber que hay alguien que se ha acercado a este rincón y busca un huequecito para quedarse a mirar (leer) cada entrada, es muy bonito.

Evidentemente el trabajo que desempeño traspasa más allá de la piel. Bueno... como todo, esto nos sucede a algunos; Otros, simplemente, actuan por automatizaciones y ponen la mano hueca a fin de mes... Aunque yo prefiero hablar sólo de auténticos profesionales.

Lo cierto es que tu opinión es comunmente compartida por muchas de las personas que conozco, que expresan ese mismo parecer cuando me preguntan por "el tipo de cosas que vemos". Muchos dicen que ellos no podrían, que agradecen que haya gente que realice este trabajo, que esto "no está pagado" pero, como te puedes imaginar, sólo se trata de sentirte capaz de hacer lo que hay que hacer en el momento en que hay que hacerlo.

La cosa no tiene más misterio. Hay quien puede... y hay quien prefiere dedicarse a otro tipo de tarea.
Cada campo laboral tiene sus cosas buenas y sus cosas malas; yo no podría ser capaz de hacer miles de cosas pero esto me llena completamente. Y con eso me vale.

Efectivamente, a veces también nos llevamos "trabajo a casa". Siempre a buen recaudo dentro de la cajita encefálica. Pero, para evitar que se acumule y pueda dañarnos, procuramos contar con muchas válvulas de escape (un buen análisis de la intervención con los compañeros, un cambio drástico a conversaciones humorísticas, un ratito de actividad física...)

Así que, a mí me compensa un montón. Porque lo que aprendo cada día tiene más peso en la balanza y me ayuda a sentir más cerca ese "carpe díem" del que hablaba en el post.

Me alegro de que tú encuentres ese mismo sentido a la existencia. Me ha gustado mucho tu párrafo de la importancia de las pequeñas alegrías. Seguro que sumadas, hacen una alegría muchísimo mayor que la grande que quizá nunca llegará!

Un abrazo, Héctor!