miércoles, 26 de noviembre de 2008

Malas artes...

Érase una vez... érase esta precisa mañana, una joven empapada recién salida de la piscina y camino del vestuario.
La joven, que lleva el característico estigma postnatatorio dejado por unas gafas Speedo entorno a sus ojos, hace equilibrios y malabarismos imposibles con el fin de llegar al vestuario:

1) Sin que se caiga todo el material que lleva sobre una mano a modo de torre (palas, aletas y demás instrumentos de tortura).
2) Evitando que la toalla con la que se tiene que secar después de la ritual ducha se moje antes de la cuenta.
3) Sin escurrir y pegarse la típica ostia que alegraría el día al resto de los usuarios-bañistas.




Así que, después de una nueva ración de equilibrios para abrir/cerrar la taquilla, y guardar/sacar todo lo necesario, asoma por la zona húmeda donde descubre... oh! maldición, que las abuelas octogenarias han finalizado su sesión de aquagym y han tenido la habilidad (tan impropia de su edad) de adelantarse en las duchas, esparciendo todos sus enseres por prácticamente todas las perchitas situadas frente a éstas.
Así que, servidora tiene que despojarse del bañador y dejarlo en una de las pocas perchas que quedan "atomarporsaco" de la ducha que le queda a mano.

Y, después de cumplir con la tarea higiénica pertinente, regresa al vestuario, toma todos los trastos de nuevo y comienza con una nueva rutina: la de secarse por partes pero bien, vestirse, guardar la ropa más sucia en una bolsa y la que pueda usarse para otro entreno en otra bolsa, recoger los botes de champú y gel, la esponja, la toalla, el bañador... un momento!... EL BAÑADOOOR.

"El bañador me lo he dejado en la percha esa que estaba "en el quinto pino" de mi ducha. Hale, corriendo a por él."


Y... efectivamente, mi sospechas se han visto confirmadas en el momento en que, al echar un vistazo a la zona de las duchas, descubro (para mi sorpresa, agravio y decepción) que ME LO HAN ROBADO casi delante de mis napias.
Hay que ser cutre! No he tardado ni cinco minutines en darme cuenta de que me lo había dejado y, cuando he asomado por allí... Ya lo has visto!!!



En fin, adiós a mi Speedo Endurance de dos añitos de antigüedad. Snif, snif... con lo bien que lo cuidaba yo y lo bien que me respondía él. Éramos como hermanos; era mi segunda piel en el agua... perfectamente acoplado, ni un movimiento, nada traicionero (nunca me dejó con el culo al aire)... y ahora, ya no está a mi lado!




Así que, si algún día veo a alguna "roñosa" enfundada en un Speedo Endurance negro con sus dos rallitas verde y amarilla... tendremos que tener una conversación al respecto de tal prenda.

Cómo se las gastan algunas...

2 comentarios:

Noelia dijo...

Pero que morroooooo!!!!!!! jolin con las viejecitas como se las gastan! No de verdad que hay que tener un cuidado.... Vamos si es tan tonta de ponerse el bañador le va a caer una buena! A por ellaaaaaaa!!!

Myrik dijo...

Con uñas y dientes, Noe!

Yo no sé quién habrá sido ni en qué momento me lo levantó... pero sí creo que hay que echarle un buen rostro y un par de c...... para actuar así en una pisci pública.

Hay qué ver... qué tocados se han quedado algunos con la crisis, que no tienen ni para un bañador nuevo, ehh??

Un besete!