jueves, 12 de noviembre de 2009

Sensaciones...

DÍA: JUEVES 12 DE NOVIEMBRE
HORA: 13.30 PM (minutos arriba y abajo)
LUGAR: Un punto kilométrico cualquiera de la M-608

Estoy concentrada en unos pocos detalles: por un lado, sigo el movimiento circular de las piernas de mi padre pedaleando sobre su bici, de esas piernas finas y fibrosas, esculpidas tras toda una vida de pedaladas, zancadas y gimnasia sueca (de la que sólo los “brutitos” son capaces de practicar). Por otra parte, cual yonki, no pierdo de vista la raya blanca… pero yo soy otro tipo de yonki, así que mi raya blanca es la del arcén que lleva a ningún sitio o a cualquier parte.

Sin embargo, a pesar de creer que tengo todos mis sentidos focalizados en eso, caigo en la cuenta de que no es así.

Primero me doy cuenta de la cantidad de ideas que atraviesan mi cabeza a lo largo de la rutina que me ha mandado Quino: “Dos horas con cadencia alta y sentadita en las rampas”.
Pienso en la paciencia necesaria para afrontar los primeros momentos de la temporada. Pienso en la cantidad de veces que crees que no vas a ser capaz de llegar más lejos ni de hacerlo más rápido.
Pienso en que, después de todo, al final siempre acabo evidenciando que eso no es así.
Y luego, empiezo pensar que tengo muchas ganas de llegar a casa porque hoy, tras salir de guardia durmiendo poco y mal, estoy especialmente flojita.

Y, con ese deseo de alcanzar la ducha y el plato de comida, empiezo a caer en otro tipo de detalles que me hacen más llevadero el suplicio que suponen los inicios de temporada.

Me doy cuenta del privilegio que supone poder pedalear detrás o al lado de mi “vieji”, mientras a esas horas, muchos sólo pueden desembragar y meter primera en cualquier salida de la capital.
También advierto la hermosa, aunque extraña armonía que genera el sonido conjunto del ronroneo de la cadena y el trino de los pájaros (a veces, ametrallada por el zumbido de los coches).

Y disfruto del azul del cielo, del color ocre de las hojas que se entremezclan en la cuneta con el verdor de la hierba y de las marrones moles graníticas de La Pedriza, que casi podemos acariciar desde allí.

Y de nuevo, más sensaciones… Una gota de sudor resbala sobre mi cara y llega a mis labios… Su sabor salado es aniquilado de inmediato por una cascada del preparado isotónico que atraviesa mi garganta para calmar mi sed y proporcionar un poco más de combustible a la bomba de relojería que tengo dentro del pecho, la misma que, cuando mi camino apunta hacia arriba se lamenta con más ahínco, como si quisiera decir: “Para o te paro”


Y al cabo de un rato largo, retomo, como Dorothy, mi particular camino hacia mi particular “Oz”… el rojo que tiñe el carril bici me recuerda que ya estoy más cerca del olor de la comida casera que se quedó preparada antes de la salida.

La magia se diluye un poquito… pero quedan muchos otros días para seguir exponiendo cada uno de los poros de mi piel a todas esas pequeñas maravillas.


Nota: Bienvenidos todos los Enphormaniacos que habéis descubierto recientemente este pequeño espejo virtual donde, de cuando en cuando, reflejo muchas de mis SENSACIONES COTIDIANAS ;o)

2 comentarios:

HECTOR dijo...

Vaya, vaya....
Veo que ya estás metida en faena...
Debe ser muy gratificante etrenar en semejante compañía. No mucha gente puede decir lo mismo.
Y qué me dices de hacerlo por esos parajes?
Veo que eres capaz de darte cuenta de que eres afortunada por disponer de esa oportunidad, así como el hecho de que sabes apreciar eso que para muchos pasa totalmente inadvertido.
Hay tantas variedades de azul para el cielo, o de gris...
Lo mismo me pasa cuando disfruto de carreras por la playa, o bajo un cielo casi blanco de estrellas...
Son cosas que si bien pueden parecer simples, para mi no lo son y se que soy un afortunado por poder disfrutarlas...
Sobre tus feelings..., bueno, los vas a tener siempre, tus ideas, tus pensamientos....acompañan cada kilómetro, cada rampa, cada curva y cada pedalada, cada volteo en la piscina. Forman parte de esta práctica deportiva, siempre queriendo desafiarse, queriendo mejorar.
Aunque no me lo aplico todo lo bien que debiera..., paciencia y más paciencia....
Aunque no se por qué te lo digo, tus resultados fueron excepcionales esta temporada pasada.
Ánimo pues, y que siga durando nuestra afortunado privilegio..

Myrik dijo...

Qué tal, Héctor!

Pues sí, ahí voy... aunque cortándome un poco de correr porque sigo con el pie muy tocado.

Efectivamente, la compañía es de lo mejor de los entrenos. Es una suerte tener una familia como la mía (ya ves, puedo contar con padre, madre o hermano para hacer deporte... o con los tres a la vez!)

Y del resto de sensaciones... pues eso, ahí están y son lo que hacen las rutinas más llevaderas y los momentos duros, menos sacrificados.

Ahora, a coger poquito a poco la forma, para disfrutar aún más.

Saludos!