lunes, 21 de septiembre de 2009

Punto y aparte


Llegó el final de la temporada. Y la conclusión es que estoy satisfecha con mi evolución y contenta con mis resultados.

Este fin de semana se ha celebrado el Campeonato de España de Triatlón en Cangas (Pontevedra). Hemos ido a competir mi hermano y yo y hemos contado con el inestimable apoyo de mi prima y mi madre.






Hicimos el viaje el jueves, a mediodía (parando para comer) y llegando con tiempo suficiente para descargar todos los trastos y trotar 20 minutitos al ritmo más suave del año. Era la segunda sesión del día (tras algo de nado, también sin forzar, por la mañana antes del viaje).
Comprobamos lo que se venía temiendo acerca del tiempo; parte del viaje lo habíamos hecho con lluvia y, llegados allí, las nubes volvieron a cumplir su amenaza mientras corríamos.

Cenamos tranquilamente y empezamos a hacer planes para los dos siguientes días.


El viernes nos colocamos el maillot y la chaquetilla, pues llovía de nuevo, y fuimos a reconocer el circuito de bici. Acabé el entreno algo tocada de moral; aquello pintaba duro pero, sobre el terreno, lo era aún más. La subida del viaducto se hacía bien larguita y hacerla 4 veces era lo más parecido a uno de esos entrenamientos de series de cuestas pestosas.

Acabamos, nos pusimos a estirar y pasamos el resto del día aprovechando para conocer el bonito entorno en que se celebraba el campeonato. Comimos de maravilla en un restaurante de Cangas cercano al ayuntamiento y nos cogimos el coche para visitar Cabo Udra y los acantilados cercanos a la Costa da Vela (preciosos, desde los que se vislumbran las Cíes y Ons). Después, regreso al tranquilo alojamiento y cenita sana para recargar pilas de cara al sábado.





Sábado a las 11:00. Reunión técnica de esas de llenazo total (según algunos... debido a la lluvia). Nos explican que el circuito de bici cambia. Sorpresa!! Habrá que subir el cuestarrón no 4 sino 5 veces!! Hale! A apechugar!
Aparte de esto, pocas novedades; nado con neopreno, información sobre los horarios y noticia acerca de los boxes: parece ser que el recinto es pequeño y algún grupo masculino además de todas las chicas tendremos que salir desde un pasillo aislado paralelo al paseo marítimo. Lo malo, lo comprobaremos más tarde, ya en el control de material.

Otro punto negativo para la Organización llega en el momento del reparto de dorsales; En Ferrol, el año anterior, se dispuso de tiempo suficiente como para no tener que ir mangado a comer. Aquí no hubo una buena previsión. Se nos dijo en la reunión técnica que se darían en la Transición justo al finalizar la propia reunión. Salimos echando leches y, aún siendo de los primeros, tuvimos que echar mano de otra persona que estaba más adelantada en la fila porque muchos se estaban dedicando a recoger los de todos los de su equipo aprovechando su turno. Total, mosqueos de muchos porque se tienen que ir corriendo a comer para no ir con la panza llena a la línea de salida.

Y llega el momento definitivo; A las 15.30 aproximadamente ha salido Fredy. Sólo puedo llegar para ver su salida del agua (5º) y tomarle un par de fotos al pasar por el pasillo hacia la T1. Al finalizar me enteraré de que ha sido 12º de 25-29... Buen colofón para la "medio-temporada" que ha estado entrenando.

Me piro inmediatamente a mi puesto, coloco todo y me voy aproximando a la orilla para la cámara de llamadas.

No estoy nerviosa pero tampoco tengo "cuerpo pa' competir". Estoy insulsa... necesito chispa. Pero me animo al pensar que, tras muchas horas jarreando, el cielo gallego ha dado una tregua para que podamos competir en buenas condiciones.

Son las 16.30 aproximadamente y suena el bocinazo.

La primera sensación es extraña: hace frío pero hay algo que me resulta más notorio. Por primera vez tengo la impresión de que estoy "metida en el ajo". Me llueven patadas y manotazos por cualquier lado, pero yo intento hacerme mi hueco. Estoy ahí... he salido más fuerte (haciendo caso a los consejos recibidos unas horas antes por el entrenador), y apenas tengo la necesidad de orientarme. Voy bien.

La natación pasa rápido y salgo en un tiempo aceptable; he mejorado 2'30" con respecto al año pasado, he podido seguir pies mucho tiempo e, incluso, los he ido eligiendo. Y no se me ha hecho pesado el segmento, salvo por la sensación de que este año el neopreno me queda más estrecho y me tira la zona lumbar.

Salgo del agua y enfilo hacia el pasillo en busca de mi bici. El recorrido es largo y está algo sucio. Además, la temperatura del agua se empieza a notar con el contraste y llevo los dos pies como bloques. Apenas los siento.

Pero la transición sale rápida y ya montada en la flaca, me lanzo a por la primera de las cinco subidas. Creo que fue la que más dura se me hizo, pero también pude rebasar a varias chicas, lo que me dio moral para el resto del recorrido.

Hago la segunda y la tercera subida en solitario y trato de bajar lo más rápido posible. Voy bebiendo y, en la cuarta vuelta, me chupo un gel que me viene de maravilla.





Por detrás, al final de la tercera, ha llegado Ana (del Diablillos). Ya coincidí con ella en el Juan Carlos I y pude comprobar lo bien que va en bici, así que me planteo tratar de aguantar su ritmo y, en la cuarta vuelta, veo que soy capaz.
En el final de esta vuelta le comento que intentaré darle algún relevo en la última, ya que veo que puedo ir con ella. Así, en la última vuelta, tiro la primera y última parte de la subida, dejándole a ella la otra mitad.

Bajamos juntas para la T2, que también se me da bastante bien y echamos a correr. Lo malo es que había tierra suelta y piedras picudas, de esas que ponen de adorno en las jardineras. Algo se me quedó dentro del pie y me irá molestando durante los 10 km. Además, en el talón me he clavado una de esas piedrecitas blancas de jardinera y ha sido como clavarse una puta chincheta! Qué dolor!

En la bici había hecho bastante desgaste y tenía molestias en el cuádriceps izquierdo en los últimos minutos, así que decidí ir observándome en los primeros kilómetros a pie.
Ana lleva un ritmo muy agradable para mí y, aunque no voy forzada, tampoco quiero apretar, porque no sé si es lo mejor.
Me han ido "chivando" que estoy bien situada en la general y me conformo con lo que estoy haciendo.




Así, acabo detrás de la diablilla todo el recorrido y entro en meta satisfecha pero sin referencias concretas del resultado obtenido.

Las dos últimas vueltas empecé a notar síntomas de deshidratación; tenía la piel de gallina y me entraban escalofríos. También se me comenzaba a manifestar un abductor de un modo que no me gustaba en absoluto.

Pero llegó el final y, tras retirar mis cosas de boxes, abrigarme, hidratarme y ducharme, lo celebré con una buena cena (complementaria a la escasa invitación de la pulpada... sobretodo, teniendo en cuenta el desgaste realizado horas antes).

El domingo, tras recomponer el equipaje, dejamos el alojamiento y nos fuimos a visitar O Facho y Cabo Home. Comimos empanadas gallegas, entre otras ricas viandas, por allí mismo y emprendimos el regreso al hogar.
Entonces, a casi 500 km. de casa, me llama Quino, mi entrenador, quien me comenta que ha visto en la web de la Fetri que soy 4ª en mi Grupo de Edad.
Aún estoy asimilándolo.
El año pasado fui 14ª y acabé en el puesto 44 de la clasificación general de Grupos.
Este año quería mejorar bastante aquel resultado pero mi objetivo era el "top ten" en 30-34 y verme entre las 30 primeras en la general. Y resulta que me quedo a un pasito del podio y 21ª de todos los Grupos.

En fin, que estoy muy satisfecha. Me he dado cuenta de que el trabajo de todo el año (incluso con la interrupción de casi dos meses por la rotura fibrilar) ha dado sus frutos. Han merecido la pena todas las palizas y los esfuerzos realizados para y por el entrenamiento y ahora cojo con ganas el par de semanitas de descanso (y vacaciones) que me esperan por delante.


Con esto finaliza la temporada 2008-2009. De aquí a mediados de octubre... nuevos propósitos e ilusiones.

jueves, 10 de septiembre de 2009

Siempre los mismos


Me parece que no soy la única a la que le molesta bastante que no se hable más que de los mismos de siempre cuando la gente, o los medios... tan de moda últimamente en este blog ;o) hablan de deporte.

No hace falta estar muy pendiente del asunto para darse cuenta de que, obviando el omnipresente fútbol, en las conversaciones del ciudadano de a pie, cuya cultura deportiva ha sido alimentada a base de "Marca" y sección "deportes" de los informativos, sólo se manejan los nombres de "cuatro gatos", a saber: Fernando Alonso, Pau Gasol, Rafa Nadal y Jorge Lorenzo.

Da rabia que nadie valore el mérito de todos los que quedan abandonados a la sombra, a solas con su esfuerzo, su voluntad y el único apoyo de los incondicionales de su deporte. Y es que esto, una vez más, no sucede en todas partes; En otros países, al menos en muchos de los que yo he visitado, además de potenciar económica y mediáticamente el deporte de base, no se arrinconan tanto los deportes "minoritarios", "sin interés público" o "secundarios", como los suelen tildar aquí, justificando de ese modo su condena al ostracismo.

Y no puedo más que hacer un pequeñito homenaje desde aquí a aquellos que están día tras día al pie del cañón y llegan al escalón superior en su carrera deportiva, sin el amparo de una cuenta corriente rebosante de euros (como la de CR9), sin salir en un solo anuncio publicitario, y sin necesidad de que les levanten el ego las imagenes y frases aduladoras de Manolo Lama y compañía.

Ya que nos enteramos de rebote de sus triunfos y conocemos de refilón sus rostros, aprovecho este post para colgar unas imágenes de unos cuantos "grandes" del deporte, que siéndolo tanto o MÁS AÚN que los arriba mencionados, apenas son reconocidos como tales. Sirva, así, como homenaje a su entrega diaria.