miércoles, 26 de agosto de 2009

En mi paredón

Aunque nunca he tenido vocación de genocida, he de admitir que hay ciertos sucesos, personajes, actitudes, inventos... que atentan contra mi estabilidad emocional y mi paciencia. Y es por ello, que me viene ahora a la cabeza una práctica lúdico-infantil que, por insana, ya cayó en desuso.

De niña pasaba cada caluroso agosto en el pueblo de mi madre, el cual se caracterizaba, como cualquier aldea alcarreña, por la ausencia de entretenimientos variados.
Entonces, los chavales pasábamos nuestro tiempo entre pachanguitas en la era, partidas de cartas, sesiones multitudinarias frente a alguno de los únicos televisores del pueblo (qué afortunado era el que poseía uno!) y otras opciones lúdicas creadas por el ingenio de algún inspirado, que por el uso, se convertían en juegos frecuentes y/o tradiciones.


Una de ellas era El Paredón. Sé que esto va a recordar a cierto monólogo de Gila, pero ahí va: El Paredón era una fuente de diversión sin par en nuestro pueblo. Consistía en situar a todos los valerosos participantes frente a la tapia de la escuela y, a la voz de "paredóooon", bombardearlos con un balón y toda la fuerza que fueses capaz de propinarle con tu "pierna güena". Si no conseguían escaquearse o driblar el esférico, eran pasto de la eliminación y, en muchas ocasiones, de la enfermería.





Y me acuerdo, en estos momentos, de esta tradición porque aquí pondría yo ahora a muchas de las aberraciones que, tildadas de tradición, me parecen dignas de someterse a tal justicia; Todas las formas de tauromaquia, desde los encierros populares, hasta las corridas o las salvajadas como el toro de fuego, de agua o de "la tía Pepa" son, a mi parecer, merecedoras de Paredón. Porque me parece repugnante que nos sigamos escudando en la excusa de las largas tradiciones para seguir sometiendo a los animales a estas torturas.




Tras ellas, iría colocando a quienes se lanzan agua, tomates, vino, o cualquier otro producto nutricional, alimenticio o como quiera denominarse. Montar batallas campales con estos elementos en los festejos de los pueblos tampoco me parece respetable, asi que... al paredón, paredón!
Con el hambre que pasan algunos a pocos kilómetros de este país, cómo es posible que sigamos manteniendo esas costumbres con el argumento simple de la improductiva diversión!!




Luego están los de los programas basura que minan la que yo considero que podría ser una de las mayores herramientas educativas de nuestra sociedad, la televisión. En ciertos horarios, podemos optar por seguir documentales y series pero, como alternativa poco nutritiva para nuestras sustancias grises, además nos ofrecen (en una cantidad inmensamente mayor) numerosos programas de tele-mierda en los que los famosillos de medio pelo se dedican a despellejarse los unos a los otros, sin tener en cuenta las limitaciones que debería imponer el hecho de la emisión en el llamado "horario infantil". O los ahora tan de moda, call-tv, cuyos presentadores presumen gilipollas a sus telespectadores haciéndoles encontrar 7 diferencias o nosecuántos nombres de mujer que empiecen por "A". Estos, evidentemente, pasen por el Paredón.











Y más de cerca, aunque tal vez en otro escalón, están los que nos tocan el "temita" a los que tenemos la, a su juicio, estúpida costumbre, de movernos sobre dos ruedas: Todos los que tocan el claxón de tal modo que casi te tiran de la bici, todos los que invaden los carriles-bici con carritos de la compra, de bebés o con la correa extensible del chucho (sin acritud hacia los perretes, que están exentos de la irresponsabilidad que caracteriza a sus dueños), todos los que opinan que el asfalto es sólo para los motorizados y van haciendo pirulas a propósito a los que llevamos maillot... esos intransigentes del pedal... desfilen, desfilen hacia el Paredón!





Mi Paredón, es una adaptación de áquel juego que dejamos de lado como tradición por peligrosa e inconsciente. Igual que eliminamos esa práctica (haciendo buen uso de la lógica) podríamos suprimir estas otras que he mencionado, no??
Pero, hasta entonces, mi Paredón es un útil de justicia puesto al servicio de todos los que queráis hacer (buen) uso de él. Por lo cual, se aceptan sugerencias. Os confieso que, una vez llevada a cabo esta labor de justiciera, me siento mucho mejor. Qué relajo, qué desahogo!!!

viernes, 21 de agosto de 2009

Días de sirenas, sudor y piedra

Así transcurre mi existencia desde que no me animo a escribir . No hay más misterio que ese; Ni me han abducido los extraterrestres, ni me ha tocado la multimillonaria lotto italiana, ni me ha dado por hacerme hippie y pirarme a Jamaica a disfrutar de los triunfos de Bolt fumando porros y bailando reagge.

Simplemente... todo sigue igual.

Ahora, en verano, curro más días (no llegan a ser el doble de guardias que en los meses de invierno... pero casi). Así que, dependiendo del lumbreras que se halle en Coordinación (el centro donde se reciben las llamadas y gestionan los recursos de emergencia), las jornadas son más o, por el contrario, menos tranquilitas.

Es cierto que en verano se nota el bajón de avisos. Mucha gente (incluídos enfermos crónicos) se marcha de vacaciones, con lo cual, se utiliza menos el Sistema de Emergencias. Aún así, siempre hay gente que se queda por aquí y tolera muy mal el calor. Suben los síncopes, las disneas, etc., por lo que, si el responsable de la Coordinación no está fino matizando, te hinchas a hacer asistencias de pacientes cuyos casos, la verdad, poca gravedad revisten.




Esos son mis días de sirena aunque, teniendo en cuenta el estado deficitario en que se encuentra nuestra UVI móvil (sin aire acondicionado, entre otros muchos defectos y carencias), también suelen ser días de sudoración muy profusa.


Y días también de diaforesis, son todos aquellos en los que, soportando las terribles temperaturas que vienen acechando desde hace varias semanas, nos ponemos el "mono" de trabajo (léase: maillot, mallas o bañador) y nos cascamos el entreno que toque y a la intensidad que venga dictada.



Últimamente, me vuelvo a encontrar algo estancada. La verdad es que el afán por tratar de mejorar y superarte siempre es infinito y, aunque trates de convencerte de que cada día no puedes estar al 100%, cuando llega una época de varios entrenos seguiditos en que no notas progresos... la lavadora se pone en modo "on" y no puedes evitar comerte un poco el tarro. En fin, esperaremos mejores momentos.


Porque esto, al final, es una cuestión de equilibrio. A veces estás nadando mejor pero en la bici no vas o corriendo te falta chispa. En otras ocasiones, sucede lo contrario. Y lo guay será cuando llegue el día en que te encuentres tri-bien. ¿Algún consejo para alcanzar ese escalón?



En cuanto a las competis, este año, de nuevo, no me estoy complicando mucho la vida. Suele querer la casualidad que cuando me apetece ir a alguna prueba, o curro o salgo de guardia. Así que, me he inscrito en las que he podido, que no han sido más que el Cto. de Madrid, en el Juan Carlos I y el Triatlón de Teruel.

En ambos tuve experiencias bastante positivas, con lo que me quedo contenta.

En Madrid acabé en el puesto 15, en una prueba con triatletas de categoría Élite. No tengo referencias de los parciales, salvo el de carrera (en el que no estuve del todo bien, pero que se puede calificar de "aceptable"). Sin embargo, la impresión es que la natación no fue mal y que el ciclismo salió muy decente, aprovechando la posibilidad de cubrir el segmento junto con otra chica del Diablillos, con la que pude recortar varios puestos.





En Teruel, ciudad que no conocía y me dejó muy buena huella, la prueba se desarrolló bajo una temperatura ideal (de poco más de 20 ºC), aunque con viento potentillo de cara casi todo el segmento de bici.
El nado no salió demasiado bien (puesto 27 de 51), pero voy mejorando con respecto al año anterior. La bici la hice junto con Mónica, del Stadium, machacándonos a base de relevos para tratar de recuperar algo (puesto 21 / 51) y la carrera salió más cómoda de lo que pensaba, sufriendo lo justo (puesto 20 / 51). Al final, 20ª clasificada, buen resultado para una Prueba Nacional. No esperaba más que lo que conseguí.



Y mis días de piedra son los que paso al pie del cañón viendo cómo mi casita va alcanzando formas definidas (y bien bonitas). Ya tenemos toda la estructura terminada y chapada. En cuanto entremos en Septiembre, empezamos a meternos dentro a tabicar y montar instalaciones.

Todo está saliendo muy bien hasta el momento, así que estoy feliz por ello.




Y así viene transcurriendo mi verano. Ya pronto nos colamos en el noveno mes del año, que es mi mes de vacaciones (que disfrutaré junto con mi chiquillo).

Ya me escapé algo más de una semana a finales de Junio, con mis padres y hermano, a hacer rutas imposibles por los Alpes (Italia, Suiza y algo de Francia) con muchos metros de desnivel y muchas horas de pateo. Pero qué maravilla la recompensa de después, al poder vislumbrar paisajes increibles en la absoluta soledad, apartados de las rutas convencionales o de las cotas donde todos pueden llegar gracias a los trenes-cremallera o al cable.

Al principio, de regreso aquí me costó un montón adaptarme de nuevo al calor. Lo notaba incluso estando en casa sin hacer nada pero, sobretodo, entrenando... Qué fatiga se pasa cuando vuelves del clima primaveral suizo a dar zancadas sobre la madrileña tierra luciférica!!

Ahora la cosa será distinta. Los primeros días los pasaré por aquí relajadita, haciendo gestiones de la casa y entrenando lo que pueda para tratar de acabar del mejor modo posible el Cto. España.

Después, toca playa; si el tiempo no cambia demasiado para entonces. Y si no... tocará lo que sea, pero, sobretodo, un buen cambio de aires y una dosis de relax en otro ambiente distinto al habitual.