lunes, 22 de septiembre de 2008

Paisaje desolador

Con la imagen de unas calles cosladeñas arrasadas por el agua, he regresado esta mañana a casa con el sabor agridulce que te deja lo apasionante de una intervención muy distinta a las habituales junto con el pesar de no haber podido hacer nada por la mujer que ha perecido arrastrada por la riada.





Se aprende mucho de estas experiencias. Una se da cuenta de lo diminutos que somos los humanos ante el potencial de las fuerzas de la naturaleza y... además..., aprendes lo difícil que es trabajar cuando el escenario en que se desarrolla tu actividad es caótico.



Las calles anegadas prácticamente imposibilitaban el acceso a la zona en que se hallaba la víctima. Pudimos llegar a duras penas, tratando de mantener el equilibrio entre las corrientes de agua; nos pusimos de inmediato con las técnicas de RCP avanzada y, a pesar de todo, esta vez no ha podido ser. Pintaba que el pronóstico iba a ser poco positivo desde el primer momento y, efectivamente, así ha sucedido.


Seguramente, ha estado demasiado tiempo aspirando agua. Seguramente, nada se podía hacer por ella. Pero, cuando se intenta y no hay ningún síntoma de mejora, te invade la rabia por no haber tenido la posibilidad de que las circunstancias fuesen más favorables.



Después, llega el análisis: de vuelta, completamente empapados, con charcos y lodo dentro de nuestras botas y los equipos y material de asistencia calados, vemos lo que el líquido elemento ha provocado en una ciudad aparentemente tan invulnerable como Coslada. Una ciudad del "primer mundo".




Siempre crees que las imágenes de las tormentas tropicales quedan lejos de tu día a día. Hoy, el pavor se ha apoderado de muchos y nos hemos dado cuenta de que todo nos puede tocar.

Debemos ser conscientes de que el planeta nos está lanzando un terrible mensaje.

lunes, 15 de septiembre de 2008

Campeonato de España de Triatlón 2008

Bueno, pues aquí estoy de vuelta de Galicia, tras haber conseguido cerrar la temporada asistiendo al Campeonato de España de Triatlón por Grupos de Edad.
Ese era mi objetivo cuando me fui adentrando en este mundillo y así es como lo he alcanzado:

El jueves por la tarde, tras más de 600 kilómetros de carretera, llegamos mi hermanillo y yo a nuestra pensión, en un punto estratégico del recorrido en bici (aunque esto fue por pura casualidad, no porque lo buscásemos nosotros).

A eso de las 19.00 cogimos nuestras bicis y nos fuimos a reconocer un circuito, húmedo y peligrosillo, por la lluvia caída ese día y por las vertiginosas velocidades que alcanzan los paisanos cuando circulan con sus coches por aquellas carreterillas rurales. Esos dos hechos (pero especialmente el segundo) contribuyeron a incrementar mis niveles de tensión, pánico y agarrotamiento.
Así que, tras hacer algo más de 30 kilómetros de circuito (dejando a parte los 10km. que transcurrían por tramo urbano en El Ferrol y que eran básicamente llanos), pudimos constatar la dureza del mismo.
Con calma, sin alcanzar ni siquiera los 24 km/h de media, supe que habría que dosificar en las subidas para no petar más adelante.



El viernes lo dedicamos a pasear durante más de 3 horas por la ciudad, reconociendo las zonas donde se situarían las áreas de transición y visualizando el circuito de natación de la Playa de Caranza, que ya estaba marcado con boyas testigo.
También pasamos por Decathlon para comprar geles para consumir en la competi.


Y llegó el sábado. Y con él, las lluvias. El día amaneció completamente cubierto y con lluvia abundante. Tras desayunar, cogimos el coche para ir a la reunión técnica y, al salir, vimos que las nubes se marchaban dejando paso a un solecillo aún tenue pero muy agradable.
Comimos rodeados por un montón de triatletas y volvimos a la pensión a vestirmos y a recoger la bici y los trastos.

Al llegar a Ferrol, paramos en la T2 para dejar el material para la carrera y seguimos hacia la T1, donde nos preparamos para competir.
La organización, con todo previsto, se hizo cargo de nuestras mochilas. Se merecen un 9 y si no les doy un 10 es por los líos que hubo tras la prueba para recoger el material.

A las 16.04 mi hermanito se echó a la mar. Doce minutos más tarde, tras haber intercambiado impresiones y conversaciones con algunas de mis compis, la bocina sonó para nosotras.


Lo primero que noté fueron patadas y manotazos, mientras luchaba por abrirme un hueco donde nadar más cómoda intentando que no se me fueran demasiado las que conformarían el grupo intermedio.
Así llegué la primera e, incluso, a la segunda boya. Pero después de aquello, regresé a mi habitat natural de soledad acuática.
Con la necesidad de tener que avanzar constantemente a la derecha, corrigiendo el efecto de la deriva, tenía la sensación de estar en una de esas pesadillas en las que intentas escapar pero no avanzas ni un paso: por más que nadaba y buscaba el arco en la playa, sentía que seguía a la misma distancia en cada ocasión que levantaba la cabeza. Debí hacer más eses que un borracho.

Al fin llegué a la orilla, tras haber alcanzado algún rezagado del último grupo de hombres y a alguna chica despistada o desfallecida.
Salí del agua y miré atrás: no quedaban muchas peleando contra el líquido elemento.
Aunque la sensación no fue del todo real cuando miro la clasificación: hice el parcial 55 (basura!) de 81 participantes. A pesar de todo, salgo en los dos primeros tercios de la general y la 16ª de mi GE, que eso sí que está bastante mal, teniendo en cuenta que sólo éramos 22 (aunque, eso sí, el grupo más numeroso).

La transición fue lenta por varios motivos: principalmente, porque no me saqué el neopreno con la suficiente rapidez. También, por el hecho de tener que recorrer cuesta arriba y con las calas todo el pasillo de transición, pero es que aún no me he decidido a entrenar lo del saltito.


En los primeros kilómetros me fui adaptando despacito a la bici, comiendo y bebiendo, sin meter desarrollo ni apretar. De hecho, fui conversando durante un ratillo con una de las chicas que alcancé en los primeros momentos.
Después, comencé a disfrutar. El circuito era duro pero el hecho de ir pasando a chicos y chicas durante gran parte del recorrido endulza el sufrimiento.
Muy toboganero, muy rompepiernas, pero muy bonito.
Tenía alguna curva peligrosa, donde hubo varios incidentes que yo no presencié ni padecí.

Subí con mi 39x21 lo más duro y con algunos piñones más bajos, el resto. Subí a ritmo, como creí que debía hacerlo, comí y bebí en los momentos en que tenía planificado hacerlo y opté por no cebarme en las bajadas y los llanos, para no pagarlo en la carrera.
Quizás fui demasiado conservadora; posiblemente podía haber rebajado algún minutito al segmento si opto por arriesgar más y ser más ambiciosa. Pero, cuando esas opciones se me pasaron por la cabeza, recordé mi premisa principal: "Venimos a coger experiencia, a no sufrir demasiado y a acabar".

Al alcanzar la última cota, sí metí el plato para no quitarlo ya hasta la recta de la t2. Allí miré los resultados del crono: 27 km/h de media en un recorrido selectivo con un puerto de 3ª y sin apenas descansos. Suficiente. La máxima bajando era de 67 km/h, lo más rápido que he bajado yo hasta ahora. Experiencia.




Me bajo en la t2, volviendo a hacer una transición bastante penosa. Engancho el gel para ir comiendo durante los 10 km. y tiro a correr, pensando que ya queda poco para poner la guinda.



En la carrera me encuentro sólo medio-bien. Hasta el km. 5 voy con más soltura pero, la segunda mitad de la carrera, sólo pienso en las ganas que tengo de cruzar la meta. Al final, a un ritmo de 4:58/km. (bastante lejos de mi ritmo de compe en buen estado de forma), cubro la distancia bastante satisfecha con el resultado general.




Porque, siendo realistas, he llegado en un momento bastante malo a esta competición: llevaba prácticamente 6 semanas sin correr y 4 sin nadar. Las molestias y lesiones han impedido que entrenase con la constancia que un triatlón olímpico requiere para obtener un buen resultado.

Pero este no está del todo mal: estoy en el medio. Acabo en 02:52:51 una prueba exigente, quedando 44ª clasificada (de 88 inscritas y, finalmente, 81 participantes) y 14ª en mi Grupo de Edad (de un total de 22 en línea de salida).



Fredy se salió. Tiene condiciones y lo demuestra en cada ocasión que decide dar rienda suelta a su "materia prima". Con sólo dos meses de entrenamientos poco constantes y una luxación de falange de por medio, acabó el 36º de su Grupo de Edad con un crono de 02:18:56 (SWIM = 21:13 / BIKE = 01:16:35 / RUN = 41:08). Teniendo en cuenta que aún puede nadar mejor y recortar tiempo en las otras dos disciplinas, con entrenamiento y persistencia, mi hermanito se mete en un top ten en poco tiempo.



Ahora toca pensar en cómo afrontar la próxima temporada. Por una parte, me apetece entrenar en club; por otra, pienso que así como estoy, me estoy involucrando lo justo y necesario y que a esto no debería pedirle más, para no comerme mucho el tarro con ello.

Así que, ya iré tomando decisiones.